Elegir un fertilizante con la fuente de Nitrógeno correcta es el primer paso para aumentar la eficiencia de tu cultivo. Las soluciones basadas en nitratos te permiten aplicar la dosis necesaria y reducen significativamente las pérdidas de Nitrógeno por volatilización.

La volatilización ocurre por distintas condiciones del ambiente (temperatura, viento, lluvias), el suelo (pH, contenido de agua, bajo porcentaje de arcilla) o el manejo mismo del fertilizante (fuente, dosis, forma de aplicación, presencia de residuos).

Sin embargo, la generación de eficiencias en tu cultivo es un proceso que comienza mucho antes de aplicar fertilizantes y además ofrece grandes beneficios, incluso después de la cosecha. Descubre a continuación cómo las soluciones basadas en nitratos contribuyen en este proceso:

Antes de fertilizar: medición exacta para una dosis correcta

Sin datos precisos sobre las necesidades nutricionales de tu cultivo, puedes aplicar una cantidad incorrecta de fertilizantes y perder tu inversión. Esto tiene una repercusión en la productividad del suelo, los rendimientos y la calidad de tu cosecha.

De igual forma, una sobreaplicación de fertilizante puede ocasionar un exceso de Nitrógeno en el suelo, generando efectos negativos para el medio ambiente.

La medición exacta es posible gracias a herramientas de agricultura digital como el N-Tester de Yara, que permite calcular las necesidades de Nitrógeno de tu cultivo en tiempo real. Con esta información lograrás un rendimiento óptimo y mejor calidad de la cosecha.

Durante la fertilización: distribución precisa y uniforme

Una distribución precisa y consistente del fertilizante también es clave para maximizar la eficiencia de tu cultivo. Debido a su alta densidad, el nitrato de amonio proporciona una dispersión más flexible y exacta, incluso en condiciones climáticas variadas, a diferencia de otros productos a base de urea.

Para mejorar el esparcimiento del fertilizante, soluciones basadas en nitratos como MásMaíz by Yara, RicaPapa by Yara, NuestroCafé by Yara y PuraCaña by Yara, cuentan con herramientas digitales que responden a la demanda variable de Nitrógeno en cualquier campo.

En cultivos como trigo, cebada y maíz, el N-Sensor y Atfarm son soluciones terrestres y satelitales que, combinadas con nuestro Sistema de Recomendaciones Nutricionales, proporcionan uno de los mapas de aplicación de Nitrógeno con tasa variable más avanzados del mercado.

Después de fertilizar: mejor absorción para un mayor rendimiento y menor Nitrógeno residual

Las plantas prefieren los nitratos; los absorben con mayor facilidad, de manera más rápida y, a su vez, los transforman en cultivos sanos y de mejor calidad. Elegir una solución basada en nitratos asegurará un mayor rendimiento por cada kilogramo de Nitrógeno aplicado.

En las pruebas de campo realizadas por Yara, las soluciones basadas en nitratos han alcanzado rendimientos superiores, frente a productos a base de urea, con tasas de aplicación idéntica. Por ejemplo:

MásMaíz by Yara: hasta un 40% más rendimiento.
RicaPapa by Yara: aumento promedio del 14% y menor tasa de rechazo.
NuestroCafé by Yara: aumento promedio entre el 13% y el 27%.
PuraCaña by Yara: hasta un 20% más rendimiento.

Por otro lado, en algunas ocasiones, el Nitrógeno que permanece en el suelo después de la cosecha puede descender de la zona de raíces y filtrarse a pozos de agua subterránea. A este fenómeno se le conoce como lavado o lixiviación.

Para evitar la lixiviación del Nitrógeno, se necesitan fertilizantes eficientes, de rápida absorción, a fin de controlar la cantidad de este elemento que el suelo conserva, una vez los cultivos absorben los nutrientes que tanto necesitan.

Los productores que aplican fertilizantes a base de nitratos, siguiendo las 4Cs (fuente correcta, dosis correcta, lugar correcto y momento correcto) y tomando decisiones exactas, con el apoyo de herramientas digitales, minimizan el riesgo de lavado o lixiviación.

Finalmente, los fertilizantes a base de nitratos tienen un menor efecto acidificante en el suelo, lo cual permite ahorrar tiempo y dinero en el trabajo de encalado después de la cosecha, para así mantener el equilibrio del suelo.